Semana Sta. 08 del Team Los Leones
A lo lejos escucho un desagradable ruido, siento que se acerca y cada vez se hace mas fuerte. Abro mis ojos y veo todo oscuro. Trato de identificar desde donde viene el molesto ruido. Después de unos segundos el ruido despierta todos mis sentidos, y logro identificar su procedencia. Es la alarma de mi celular que se encuentra a un costado de mi cama, al momento de apagarlo me acuerdo que durante la madrugada puse la alarma. Miro la hora, y son exactamente las 06:00 AM, la hora que había programado la alarma de mi celular. Me arrojo de la cama, y enciendo la linterna de mi celular –un modesto modelo Nokia, pero único por su linterna- para no encender la luz y no despertar a mis compañeros de cuarto. A medida que me dirijo a la ducha, comienzo a sentir el frio de la madrugada. Una vez duchado, procedo a vestirme, todo bajo la discreta linterna de mi fiel celular. Absolutamente listo, miro hacia fuera de mi cabaña y esta todo envuelta en oscuridad. Veo el reloj de mi celular, y aun falta para las 07:00 AM. Para esperar hasta las 07:00 AM., me siento sobre mi cama y solo escucho el ruido de la respiración de mis compañeros dormidos. En los minutos de espera comienzo a recordar mis congresos anteriores. Pasan los minutos, y observo nuevamente el reloj de mi celular y este marca la hora que estaba esperando. Me apresuro en coger mi chaqueta y salgo de la cabaña. Me sumerjo en la oscuridad de la madrugada y comienzo a caminar por el pasto humedecido por el rocío de la noche. Me dirijo hacia mi objetivo, que es la cabaña uno. Llego a la cabaña uno y subo los escalones que separan la cabaña del suelo, y al mismo tiempo reflexiono sobre lo que recordaba minutos antes y lo contrasto con lo que estoy viviendo. Impulso mi mano empuñada y comienzo a alzar la voz para esgrimir aquella desagradable indicación, que en los congresos anteriores para mis oídos eran como uñas rasgando una pizarra. A la vez que golpeo con fuerza la puerta principal de la cabaña, por fin alzo la voz y exclamo lo que nunca había salido de mi boca y siempre lamentaba escuchar……..¡LEEEEEVAANTAAAAARSEEE!
¡Gracias Señor!, ¡Por nuestro primer Congreso independiente!
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